13 abril 2016
3
13
/04
/abril
/2016
16:45
Vuelven a dejarlos debajo de sus camas después de haber escudriñado,
una vez más, si entre esos recuerdos se esconde algún afecto.
Tratan de poner en movimiento un cuerpo cansado de años, tristeza y achaques.
Se levantan despacio y arrastran los pies hasta el espejo del lavabo,
donde se miran más allá de la cara buscando a la persona que un día fueron.
Se ausentan en el tiempo mientras caminan por el pasillo
dirigiéndose a un pasado remoto feliz.
Retornan a la realidad con un suspiro.
Y, en el salón, se quedan mirando el teléfono
con la esperanza de que hoy alguien se acuerde de su soledad.