30 noviembre 2011
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Hay una tempestad que se desata
de vez en cuando en mí
el corazón se agita entre las olas
y clama los remansos de una orilla
Mas soy mi propio barco
yo dirijo el timón que cambia el rumbo
Puedo sembrar los vientos
o invocar a la calma
Puedo seguir la estela de la espuma
en mis días
y en mis noches
echar el ancla a la luz de las estrellas
Puedo soltar las velas
y adentrarme en el mar negro y profundo
o amarrar en el puerto
cerca de las arenas de la playa
Pues mi cuerpo es el barco
y el alma mi timón